Bienvenida Violeta

Cuando mi hija era pequeña, lo suficiente como para creer en todo aquello que su imaginación le permitiera, inventé un hada llamada Violeta, la visitaba todas las noches. Recuerdo un día en que se le coló en la mochila de la escuela y estuvo agazapadita en clase, sacando su pequeña cabeza por la cremallera semiabierta. Otro día se le metió en el bolsillo de la chaqueta  y se vino con nosotros al cine y cuando se apagaron las luces, trepó hasta sentarse en su hombro para poder ver la película.

Cuando llegaba la noche yo me acurrucaba al lado de mi niña  y le preguntaba: ¿sabes qué ha hecho hoy Violeta? y ella, esperando alguna hazaña de su hada, con  ojitos ilusionados me miraba en la penumbra de la habitación, y yo le decía: "Esta mañana Violeta se ha posado.....

.... en la ventana de Lucy y Peter  y  se oyeron unos golpes TOC, TOC..

- Mida Lusy, una madiposa gigante quiede entrad pod la mentana!!!
- Uy, Peter!! no es una mariposa... es un hada!! parece triste!!

- Mi nombre es Violeta, y soy el hada de las flores de vuestro jardín, y como que el verano está acabando,

   tengo que marchar a otros lugares de la tierra adonde florecer.

- Y..¿por qué estas triste?

- Porque sobrevolaba vuestro tejado y me he sentido débil, mis alas han perdido  parte de su polvo mágico

   de estrellas y así no puedo remontar el vuelo.

- Nosotros te ayudaremos, te cuidaremos hasta que recuperes tus fuerzas.

- Zi, zi, no estez tiste, nosotos zomos muy güenos.

- Ven Peter corre!! te ayudaré a vestir y bajaremos a la cocina para que Violeta pueda comer algo.

- Zi, zi le daremoz muchio pocholate!!

- La meteremos dentro de mi cartera y vendrá conmigo a la escuela. Peter sobretodo no digas nada, tienes
  que disimular mucho. Será nuestro gran secreto!!
- Zi, nuesto zequetro gande gande!!

- Buenos días!

- Benos díaz!

- Uy!! ¿Cómo os habeis levantado tan pronto? Anda si Peter está vestido!!

- Mamá..¿me puede llevar pan con miel para el camino?
- Bueno, ¿por qué no? pero ahora tomate la leche con cereales.
- Peter... deja ya mi cartera!!
- Ezta cadteda me guta muchio!!

- Qué tengais un buen día
- Hasta luego cariño

- Peeeteer !!! deja de una veeez mi carteraaaa!!

Y así fué transcurriendo la mañana y Peter de ventana en ventana, nervioso, esperando que Lucy y su "cartera" aparecieran.

- Mamá, mamá, ya menen!! ya mene Lucy!! ya mene Viol....!! (Uff, cazi ze me ezcapa)

- Uy !! qué contento que te pones de ver a tu hermanita.

- Hola cariño!!
- Tengo muchos deberes, me voy corriendo a hacerlos!
- Yo pambién voy, yo pambién voy.
¿?
- Thomas estos niños están un poco raros hoy ¿no te parece?
- Y que lo digas, hemos venido casi todo el camino de vuelta a casa corriendo.

Y subieron los escalones lo más rápido que pudieron, y ansiosos abrieron la cartera para ver al  hada. Y allí estaba ella, sonriente..

- Qué bien que lo he pasado en la escuela!! he podido, por el agujerito de la hebilla, ver las cosas tan
   interesantes que explicaban en la pizarra. Casi me he sentido como una niña de verdad!! y el pan con
   miel... estaba riquiiisimo!!

Y el hada empezaba a tener luz propia. Fué transcurriendo la tarde, Lucy y Peter jugaron con ella. Para cenar, a escondidas, le subieron compota de manzana y tarta de chocolate. Violeta cada vez brillaba más y más, y a la hora de dormir..

- Aquí dentro estarás calentita y no te verán.
- No zalgas de ahí.

Y durante la noche sus alas se empezaron a cubrir de polvo mágico de estrellas, estaba resplandeciente!!
y a la mañana siguiente...

- Uy!! Violeta no está!!, nos ha dejado una flor brillante con una nota y  el suelo está lleno de polvo de
   estrellas!!
- No eztá, anone eztá? yo quiedo que mengaaaa!

Y la nota decía: " Con vuestro cariño e ilusión me habeis devuelto la fuerza y la alegría, y así, mis alas están llenas de polvo de estrellas. Ahora, como os dije, me tengo que marchar a otros lugares donde es primavera, pero dentro de un tiempo, cuando vuestro jardín se cubra con un manto de colorido, buscarme porque entre las flores, allí estaré yo de nuevo".

Y se quedaron mirando un rato por la ventana, pero lo único que vieron volar fueron las hojas del árbo que, balanceándose con el viento, era señal de que el otoño había llegado.