El acontecimiento

Recuerdo la primera vez que mi hija dijo mamá. Esas sílabas tan simples, con esa vocecita ma-má, pa-pá, que son capaces de hacer que una lágrima aflore a tus ojos, y que suenen, aunque se pronuncien entre ballbuceos a la mejor melodia que jamás escucharán tus oidos.

Esa primera vez en que unos pasitos torpes alcanzan su objetivo, que la mayoría de veces son tus brazos, y que tú, con un nudo en la garganta, aplaudirás como si fuese la mejor acrobacia nunca vista.

- Mamá, mamá.. teno pipi!
- Uy, Peter!! aguanta un poquito, corre vamos al lavabo!!

- Pipi, pipi, pipi, teno mucho pipi
- Vamos, vamos, corre!!

- Vamos aupa, Peter!!

- Uff! qué arriba que está el lavabo!!

- pipi, pipi, pipi....

- Uff, al fin llegó, cuánto pesas Peter!!

- pipi, pipi...

- Ya me zale, ya me zale, mama.

- Bieeeeen!! mi niño ha hecho pipí el solito!!

- Lusy, Lusy !! he hacido pipi yo zolito

- Anda que bien!! ya no tendrás que llevar pañalete.

- Has visto que bien!! tu hermanito ya es mayor Lucy.

- Papá, papá, ya zoy mayol y no llevo pañalete!!

- Uy, que bien!! qué contento estoy ! ven a mis brazos "hombrecito".

Peter está tan orgulloso porque ya es "mayor"!!. Y Thomas y Susan están contentos por el acontecimiento, pero dentro de ellos hay un sentimiento encontrado que les provoca una mezcla de alegría y nostalgia:

"qué pronto pasa el tiempo, dentro de poco ya no serán tan niños".