Los ciervos

Cuando llega el invierno en el bosque se ralentiza el crecimiento de la hierba, no hay frutos, la nieve esconde la vegetación y las praderas se vuelven estériles. Qué dura es la vida animal, luchando por sobrevivir en el hostil clima del invierno. A veces contra vientos gélidos se desplazan, haciendo largos recorridos, hasta encontrar alimento que les permita seguir viviendo, hasta que llegue la ansiada primavera.

- Papá, mamá, hay ciervos en el jardín!!!

- Cervos, cervos, cervos...!!

- Vamos, corre que se van!!
-Code, code!!
- Nooo, niños ir despacito que si no los asustareis

- Ohhhh! qué bonitos que son. Es una cierva con su cervatillo.
- Qué monitos,.. hoda cervillo ¿pomo te llamaz?
- No chillar tanto que se asustan.

 - Ohhhh! se van, papá se van ¿por qué se van?
-  No quiedo que ze vayan, no quiedo...
- Tienen miedo de nosotros.
- Zi nosotos zomoz buenoz.
- Pero ellos no lo saben y no se fían. Tienen miedo de los humanos porque sus padres y los padres de sus padres así se lo han transmitido, es el instinto.
- Pero... ¿por qué?
- Porque algunos humanos les hacen daño, aunque .... se me está ocurriendo una idea.

- ¿A dónde vamos?
- Vamos al cobertizo a buscar material para hacerles un pesebre de madera.
- Nosotos  te ayudaremoz.

- Toma Lucy, ayúdame con las maderas.
- Ohhhh! cuantaz cozas hay aquí dento.
- ¿Puedes Lucy?
- Si, papá
- Peter, tu lleva el martillo pero con cuidado.

- Buuuffff! cuànto pesa!!
- Cuantaz cozas hay aquí dento, Tiene pinchoz.
- Cuidado Peter no te vayas a hacer daño

 - Bueeeno, vamos allá!! manos a la obra!!
- oto pincho, oto pincho, oto pincho, ... Uy! ezo hace pupa.
- Peter, deja eso que al final te vas a hacer daño.

- Bueno, ha quedado bastante bien, voy a buscar el heno. Peter deja eso...
- Ya has oido a papá, ha dicho que no toques las herramientas.
- No toco, zolo mido las hedamientas.

- Papá se va a enfadar contigo...
- Quiedo ayudad con ezte pincho y con ezte

- Papá, Peter no me hace caso.
- Yo quiedo ayudaaaaaaad.
- Bueno, bueno, me ayudarás a poner el heno ¿podrás?
- Zi, zi...

- Muuuy bien, pon un puñado y otro, y otro...
- Papá vendrán los ciervos a comer?
- Espero que sí, pero teneis que quedaros muy quietos y no chillar para que cojan confianza.
- Huuuummmm! ezta hiedbecita ezta muy ica... le pedo poned pocholate pambién?
- Ja. ja, ja

 - Pssshhh... calladitos, mirad ya se acercan.. pssshhh.
-  papi, yo ni respiro...psssh.
- Yuuupiiiiiiii!! ya menen, ya menen!!!!!
- Psssssssssssshhhhhh! ...Peter.

- Se acercan a la comida...
- Mira!! están comiendo! lo hemos logrado!
- Pomed, pomed, ezta muy ica.!!

- Ahora acercaros muy....muy despacito.
- Hola ciervos, no marcharos por favor, no os vamos a hacer daño..
- Pomed, pomed, que duego jugademoz.

- Queremos ser vuestros amiguitos, no os vayais...
- guapo cervillo, men aquí, men

- Mida, el cervillo tene lunadez..
- Son topos, Peter, qué bonitos que son.. Mira que ojos tienen, parecen bolas de azabache...
- Zi, bolaz de ezaz

- Thomas, es fantástico, es un milagro!!
- Tenían mucha hambre, pobrecillos, la nieve ha cubierto todo el pasto
- Hola yo me llamo Lucy!! y este es Peter.
- Hoda cervos!! vamoz a sadtad!!

- Qué suaves que son!
- y tenen unaz orejaz muy gandes..

- Yuuuuupiiii los ciervos son nuestros amigos, ya no nos tienen miedo!!!
- Ziiiiiiiii, sadta cervillo, sadta cervillo!!

Y Lucy y Peter se pusieron a retozar con ellos. Y la madre cierva entendió que esos cachorros humanos eran tan inofensivos como su pequeño cervatillo, y bajo su atenta mirada, le dejó jugar con ellos.
Esta vez no había habido escopetas, ni huidas, ni perros sedientos de presa; solo dos niños que emocionados gritaban con sus vocecitas sin parar, y también un pesebre lleno de heno, cuando más falta les hacía. Esta vez no había habido horror. Por eso cuando se marcharon, la cierva olfateó el aire,  y se percató de un nuevo aroma que ella no conocía, el olor a hogar, de ese hogar que ella, bajo su instinto, sabía que nunca tendría que temer.